El mundo de los entrantes navideños es inmenso. En unas fechas tan señaladas e importantes, los responsables de cada hogar se atreven con diferentes tipos de entrantes. Pero, ¿cuáles son esos tipos? Podemos diferenciarlos en función del tiempo de elaboración, de los ingredientes, o de los sabores.

En función del tiempo de elaboración encontramos los de elaboración compleja, o los de elaboración sencilla. Por ejemplo: un entrante de elaboración compleja puede ser un montadito que presente diferentes ingredientes, ingredientes cocinados, mariscos hervidos con salsas especiales, etcétera. Por el contrario, un entrante de elaboración sencilla es aquel en el que solo invertimos tiempo en el emplatado. ¿Cuál podría ser? Un buen jamón serrano, acompañado de unas almendras o rosquillas, un buen queso, etcétera.

En función de los ingredientes pueden ser entrantes de carne, de pescado, de verduras, etcétera. Existe una gran variedad de entrantes de cada tipo, por ejemplo: de carnes puede ser cualquier ibérico, de pescados también hay muchos, como los mariscos, el atún, las navajas, incluso de verduras, como algún canelón de verduras, o montadito.

Por último, hacemos una distinción de los entrantes navideños en función de su sabor. Estos pueden ser dulces, salados o agridulces. Lo normal es que sean salados, aunque en algunos casos se les puede poner un toque dulce, por ejemplo: imagina un buen queso acompañado de tostas y mermelada de tomate.